¿LISTO PARA LAS MATERIAS PRIMAS?
A la hora de proteger nuestras inversiones, la diversificación es uno de los criterios usados más comunes, ya que nos permite repartir el riesgo de nuestros ahorros frente a problemas puntuales que puedan tener algunos activos. Cuando hablamos de diversificación muchos inversores piensan en repartir sus acciones en empresas de diferentes sectores, países e incluso monedas; pero lo realmente importante sería analizar la distribución de los diferentes activos que constituyen nuestra cartera.
A esta distribución se le denomina en inglés, asset allocation (asignación de activos) y, en líneas generales, consistiría en distribuir nuestros activos entre las múltiples posibilidades que ofrece el mercado: renta fija (bonos), renta variable (acciones), activos inmobiliarios y commodities (materias primas).
¿Por qué invertir en materias primas?
El atractivo de las materias primas radica en la capacidad de esta clase de activos de reducir la volatilidad global de nuestra cartera y, al depender en menor medida de la economía, en la protección contra ciertos entornos económicos negativos.
Otras características positivas son que las materias primas no presentan flujos de efectivo (no generan dinero en efectivo ni dividendos) y permiten protegernos de la inflación, ya que ambos conceptos están intrínsecamente relacionados (si suben las materias primas sube la cesta de la compra, la ropa o la gasolina, productos con los cuales se calcula la inflación).
La cantidad de materias primas en las que se puede invertir es enorme: desde metales preciosos como el oro o la plata, hasta el arroz, café o el trigo, pasando por los derivados del petróleo. El valor de las materias primas oscila según la ley de la oferta y la demanda, ya que se trata de productos que la economía necesita para subsistir.
Actualmente, con un entorno económico donde los tipos de interés son extremadamente bajos, el inversor debe buscar alternativas que ofrezcan rentabilidad, sin correr excesivos riesgos y con la intención de preservar el capital y el poder adquisitivo.
¿Cómo invertir en materias primas?
Principalmente existen 4 opciones para los inversores que buscan diversificación en materias primas, cada una de las cuales tiene ventajas y desventajas:
- Exposición física: La forma más básica de exponerse a este tipo de inversión, implica la compra y almacenamiento de la mercancía deseada. Este método no tiene sentido para el inversor particular, ya que los costes de almacenamiento no son asumibles o factibles, es decir, todos nos imaginamos con algunas monedas de oro en una caja fuerte, pero no cuando hablamos de arroz, petróleo o café.
- Contratos de Futuros: Permiten a los inversores ganar exposición a los precios de las materias primas que se negocian en el mercado de futuros. Si bien este método simplifica el proceso de inversión, sin embargo, para el pequeño inversor puede ser complicado tener acceso a estos productos. Por una parte, exige unos mínimos de inversión bastante elevados para el inversor minorista y, por otra parte, el mercado de derivados es relativamente complejo y exige tiempo y dedicación.
Además, suponen apalancamiento, con lo que algunos inversores pueden no sentirse cómodos.
- Invertir en empresas del sector (Acciones): Otra de las opciones para los inversores es comprar participaciones en compañías que se dediquen a la producción o extracción de materias primas, teniendo en cuenta que la rentabilidad de estas empresas dependerá del precio de mercado de sus productos. Por ejemplo, invertir en petroleras para estar expuestos al petróleo o en mineras para ligarse a sus respectivas extracciones (oro, cobre, etc.)
- Invertir mediante fondos de inversión o fondos cotizados (ETFs): Una de las mejores opciones para el inversor minorista de tener exposición a materias primas, ya que la relación entre diversificación y coste la transforman en una buena alternativa.
¿Inversión sólo para expertos?
Analizando los riesgos existentes, parece que es un tipo de inversión con un cierto nivel de riesgo y que en su caso debería estar en manos de expertos, para entender mejor el grado de riesgo que entraña vamos analizar sus aspectos positivos y negativos.
Ventajas
Tal y como comentábamos al principio del post, la inversión en materias primas nos permite diversificar nuestra cartera. Gracias a su baja relación con mercados tradicionales permite complementar otros activos en cartera, ya que su evolución depende de otros aspectos diferentes a los propiamente financieros.
Las posibilidades que se nos ofrecen son casi infinitas: gas, oro, cobre, petróleo, maíz, acero, trigo, madera, arroz… esta amplia segmentación nos permite un amplio margen de maniobra para seleccionar la materia prima que más nos interese según la evolución económica.
La otra gran ventaja fundamental tiene que ver con la protección ante entornos inflacionistas, preocupación importante para todos los inversores, puesto que el aumento de los precios erosiona el poder adquisitivo de la riqueza existente y se come los rendimientos de todo tipo de activos.
Riesgos
La mayor desventaja es la alta volatilidad de las materias primas, se trata de productos que sufren fuertes variaciones en sus precios y esto puede causar un cierto estigma de inestabilidad.
Otro aspecto que a tener en cuenta es que no reparten dividendos como la renta variable, ni cupones como la renta fija.
Determinadas materias primas son más sensibles a conflictos políticos o a diferentes organismos reguladores (el petróleo y la OPEP) impactando en su cotización.
Por último, otro aspecto a tener en cuenta, es que en los mercados de materias primas también existen especuladores que invierten en ciertas commodities para conseguir ganancias a corto plazo, por consiguiente, puede impactar en la evolución de la materia prima.
Conclusión
Todo buen inversor quiere tener su cartera lo más diversificada posible y utilizar esta fuerte herramienta para proteger su capital. La exposición a materias primas aumenta el grado de diversificación, aunque no hay que olvidar que esta alternativa se reservaría a aquellos inversores con mayor tolerancia al riesgo, sin embargo, los inversores conservadores deberán buscar otras fuentes para llevar a cabo una adecuada diversificación.
En un entorno económico donde cada vez es más difícil encontrar rentabilidades interesantes, el inversor debe reflexionar no solo sobre dónde encontrar rentabilidad sino sobre cómo preservar su capital y poder adquisitivo. Los fondos y los ETFs ofrecen una posibilidad muy eficiente en cuanto a costes de poder tener exposición a la evolución de las materias primas.