Opinión del libro: Hacienda somos todos, cariño

RESEÑA DEL LIBRO: HACIENDA SOMOS TODOS, CARIÑO

 

 

En este pequeño pero interesante libro, Hacienda somos todos, cariño, los autores, Carlos R. Braun, María Blanco y Luis D. Ávila nos relatan la crónica de una mentira, analiza la propaganda fiscal desde los últimos años de la dictadura franquista hasta nuestro tiempo. Explicando cómo el estado trata de engañarnos para que creamos que pagamos poco y, por si fuera poco, que es por nuestro bien.

 

No se trata de un libro para analizar las cuentas del Estado, sino para desentrañar cómo se dirige el Estado a los ciudadanos para convencerles de que deben pagar impuestos. No son solamente números, son todo tipo de consignas, eslóganes y lecturas para persuadirte a pagar.

 

Su retórica está llena de palabras amigables: ayuda, justicia, solidaridad, pasando por progreso, servicios públicos, igualdad o libertad, pero el Estado miente una y otra vez, insistiendo en que sus usurpaciones son lo mejor que nos puede suceder y que sin éstas reinaría, el caos y el desorden y no es así.

 

A lo largo de la historia, los ciudadanos se han negado a pagar impuestos en varias ocasiones. Es por este motivo que los Estados siempre han sido conocedores de que, más allá de cierto limite, los impuestos se volvían peligrosos para los recaudadores. A pesar de eso es extraño presenciar hoy en día reuniones multitudinarias en las que se reclamen menos impuestos y Estados más pequeños que los actuales.

 

Desde las campañas con el célebre lema “Hacienda somos todos” pasando por la repetición hasta la saciedad de la equívoca idea de que, en democracia, las actividades del Estado son la simple decisión consensuada de los ciudadanos. Así, el pago de impuestos desproporcionados se ha convertido en la norma, lo cual ha provocado un debilitamiento de los ciudadanos y una merma de su libertad.

 

Hacienda somos todos, cariño analiza también los mensajes para la lucha contra el fraude. En el libro se afirma que «el incumplimiento de la obligación tributaria debe ser siempre lo peor de lo peor» para legitimar que el ciudadano pague.

 

En este sentido, los economistas escritores de la obra tratan de explicar que el fraude es el demonio y que la famosa lucha contra el fraude es una estrategia de propaganda cuyo objetivo es desviar la atención del contribuyente con la idea de que los impuestos malos son los que no se pagan. Lo único malo es lo que no se paga: quienes defraudan, la gente acaudalada (los ricos) que podrían pagar más. Es una maniobra totalmente propagandística.

 

Apoyándose en la historia y la teoría, los autores presentan un análisis muy ilustrativo de la propaganda fiscal española, y un amplio abanico de argumentos de enfoque liberal que revisan con amenidad e inteligencia el proceso mediante el cual el Estado se ha fortalecido a nuestras expensas.

El libro pretende remover conciencias, sin importar cuál sea la ideología o la forma de pensar de quien lo lea. Intentar que el lector se plantee por qué, sistemáticamente, todos los gobiernos manipulan, crean anuncios y utilizan propaganda de lo más absurda para crear a los ciudadanos mala conciencia si no pagan impuestos.

 

 

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