Un libro que debería ser de lectura obligatoria, claro, didáctico y ameno. Fernando Trías de Bes nos explica de manera ejemplar las distintas crisis económicas que ha habido a lo largo de la historia y como, aunque parezca increíble, caemos una y otra vez en las mismas burbujas especulativas y repetimos los mismos errores.
El libro se divide en dos partes, en la primera se nos explican las algunas de las burbujas económicas de la historia y como el ser humano una y otra vez confunde valor con precio y se deja llevar por frases como: “La bolsa sólo sube caballero” (frase que llevó a la economía mundial al crac del 29) o la más reciente “los pisos nunca bajan” (frase utilizada en el boom de las hipotecas).
En la segunda parte se analizan todos los que contribuyeron irracionalmente a que las burbujas se hicieran realidad (Bancos Centrales, bancos de inversión, agencias de rating, agencias de tasación de inmuebles, bancos comerciales, reguladores, dirigentes, medios de comunicación y, finalmente, los inversores) y que acciones se deberían haber tomado para evitarlo.
Las crisis comentadas en el libro son las siguientes:
- Crisis de los tulipanes (Holanda siglo XVII) – Aparecen las opciones.
- La compañía de los mares del Sur (Inglaterra siglo XVIII) – Cambio de deuda por acciones.
- El crac de la bolsa de Nueva York del 29 – Fiebre por compra de acciones.
- Crisis inmobiliaria de Japón (finales del siglo XX).
- Crisis de las hipotecas subprime (principios del siglo XXI).
Vamos a comentar algunas de las que nos han parecido más anecdóticas por lo ridículo que puede llegar a sonar, pero que realmente arruinaron a muchísima gente.
CRISIS DE LOS TULIPANES
En el siglo XVII en Holanda los tulipanes se ponen de moda entre la clase media, son símbolo de estilo, estatus y clase.
La demanda se hace cada vez más grande y el mercado no es capaz de cubrirla, el precio de los tulipanes empieza a subir como la espuma y la gente animada por las altas plusvalías empieza a comprar bulbos de tulipán a futuro, es decir, compran los bulbos de los tulipanes que aún no han florecido para intentar garantizarse más producción para la próxima temporada.
La locura es tan grande y los precios están tan desorbitados que se llega a pagar con casas u otros bienes no solo por los propios tulipanes sino también por los bulbos (que aún no existen).
Pero como toda burbuja, tiene que explotar y eso sucede cuando la clase media ya no está dispuesta a pagar semejantes cantidades de dinero por tulipanes y prefiere compras, joyas, ropa u otro tiempo de “lujos” que les siga proporcionando ese estatus y clase que anhelan a un precio más económico.
LA COMPAÑÍA DE LOS MARES DEL SUR
Inglaterra vivía unos años de prosperidad y crecimiento impresionantes en el siglo XVIII, debido a la colonización de la India y el nuevo continente las industrias del carbón, acero y hierro movían muchísimas cantidades de dinero por mar y toda esa actividad necesitaba financiación; la economía crecía a un ritmo vertiginoso.
Pero se desato la guerra de sucesión española e Inglaterra apoyada por Austria, Holanda y Dinamarca declararon la guerra a Francia y España. Lo que no esperaban es que el conflicto durase tanto tiempo y para financiar los gatos del estado el gobierno inglés se dedico emitir deuda publica.
La deuda alcanzo un nivel tan alto en tan poco tiempo que el gobierno tuvo que sacarse de la manga “La Compañía de los Mares de Sur” para devolver el dinero sin endeudarse más.
Esta compañía tenia la concesión, en exclusiva, de explotar el comercio con América Latina y se ofreció la posibilidad de cambiar deuda publica por acciones de la susodicha compañía a un interés perpetuo del 6% por acción. Teniendo en cuenta que en el pasado reciente el comercio por mar había generado mucha riqueza, a los británicos les pareció un autentico chollo y aceptaron el cambio de la deuda por las acciones de la compañía.
Se genero una demanda brutal, el precio de las acciones se multiplicó rápidamente (pasando de 100 Libras a 1000 Libras en 12 meses) y el gobierno aprovecho la coyuntura para realizar varias ampliaciones de capital. El mismísimo Isaac Newton se dejo llevar por la euforia y compró participaciones.
El problema es que no había prácticamente comercio con América Latina, España controlaba todo ese territorio y las malas relaciones entre los dos países (recordemos que estaban en guerra) tampoco ayudaban a que “La compañía de los Mares del Sur” generase beneficios.
Cuando la gente se dio cuenta que la compañía no generaba beneficios y que el precio de las acciones era desproporcionado se produjo el desplome y ya nadie quería las acciones pasando a valer prácticamente nada.
El gobierno británico cambio obligaciones por acciones librándose del 80% de la deuda a un coste prácticamente nulo.
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