Ahorro vs Inversión

La gestión de nuestras finanzas personales es vital y debe ser analizada lo antes posible si queremos disfrutar de una buena salud financiera en el futuro. Tanto el ahorro como la inversión nos ayudarán a conseguir metas y objetivos, sin embargo, no significan lo mismo.

 

Ahorrar es reservar una parte de nuestros ingresos para poder disponer de ellos en un futuro. Renunciamos a gastarlo en el presente, depositándolo en un lugar seguro y sin riesgo, ya sea en efectivo o en un depósito, para que genere algunos intereses.

 

Invertir significa poner a tu dinero a trabajar para ti, estas permitiendo que otros utilicen tu dinero a cambio de un beneficio.

 

Ahorro

Inversión

Guardar el dinero para gastos futuros Poner a tu dinero a trabajar para ti obteniendo una rentabilidad
Corto plazo Largo plazo
Sin riesgo o riesgo muy bajo El riesgo dependerá del producto elegido
Poca rentabilidad o rentabilidad nula La rentabilidad ira asociada al riesgo. Generalmente a mayor riesgo más rentabilidad y viceversa.
Mucha liquidez Poco líquidos (dependiendo del producto)

 

Ahorrar como primera necesidad

 

Para poder invertir, primero es necesario ahorrar dinero y tenerlo disponible. Suena muy simple, pero ahorrar consiste en generar más ingresos de lo que gastamos.

 

 

Uno de los principales motivos por los que no se consigue ahorrar es no tener un plan definido y únicamente limitarse a apartar el dinero que sobra en nuestra cuenta a fin de mes.

Los humanos somos seres de rutina, y establecer buenos hábitos es uno de los factores clave en el éxito.

 

La regla conocida como 50-30-20 nos ayudará a gestionarlo de forma más eficaz.

Vamos a ver que significan esos números:

  • 50% – Es el porcentaje que se debe destinar del total de los ingresos a cubrir necesidades básicas (comida, luz, agua).
  • 30% – Es la cantidad que se utilizaría para deseos o caprichos (vacaciones, ocio, hobbies).
  • 20% – Seria la cantidad destinada al ahorro.

 

Una de las máximas que debemos tratar de conseguir cuanto antes es tener un colchón de emergencia, una vez lo tengamos podremos empezar a invertir.

 

Nuestro colchón de emergencia debe disponer, al menos, entre 6 meses y 1 año de los gastos que solamos tener, eso nos permitirá afrontar con más tranquilidad cualquier situación de emergencia.

 

La opción de invertir

 

A la hora de planificar nuestro futuro financiero es importante definir qué objetivos son prioritarios, ya que, la perspectiva financiera dependerá en gran medida de ello.

 

 

De todos modos, cualquier circunstancia vital importante tiene que ser tenida en cuenta, puesto que adelantarse a qué gastos vendrán en el futuro y en qué horizontes temporales ayudará a definir la estrategia de inversión. El mundo de las inversiones tiene opciones para todo tipo de perfiles, desde las personas que buscan un riesgo bajo, con un mínimo rendimiento hasta los que deciden arriesgar más para incrementar su capital.

 

Algunas cuestiones fundamentales a la hora de planificar tus finanzas son:

  • ¿Qué queremos lograr?
  • ¿Cuándo las queremos?
  • ¿Qué capacidad tenemos de generar ingresos?

 

Cuanto antes empecemos a invertir, más rápido empezaremos a hacer crecer nuestro patrimonio, teniendo esto en cuenta y las respuestas a las anteriores preguntas, estaremos en disposición de realizar cálculos y ver qué nivel de rentabilidad necesitamos de nuestro capital para cumplir con nuestros objetivos. Ayudará a estructurar una estrategia de ahorro e inversión alineada con nuestras necesidades y perfil de riesgo.

 

Algunos consejos a la hora de invertir:

 

  • Diversifica tus inversiones, invierte en más de un producto financiero
  • Establece un plan con metas, objetivos y estrategias.
  • Iníciate en el mundo de la inversión con productos que no sean complejos.
  • Ten en mente que la rentabilidad será mayor a medida que el riesgo aumente.
  • Aprende a controlar tus emociones. Sé paciente y respeta la estrategia inicial.

 

La inflación, el gran enemigo del ahorro

 

La inflación es un término económico que trata de medir las variaciones en el coste de la vida (aumento de los diferentes productos y servicios de un país), erosionando nuestro ahorro. Es decir, si no existiera la inflación las cosas seguirían costando hoy lo mismo que hace 30 años.

 

En un contexto inflacionario las cosas suben de precio y cada vez cuestan más. O lo que es lo mismo, el dinero pierde poder adquisitivo. Por poner un ejemplo, lo que no hace unos años comprábamos por 95€, ahora necesitamos 105€.

Otra forma de verlo de manera muy gráfica es la siguiente: Si disponemos de 50.000€ y nuestros gastos anuales son de 15.000€, hoy con ese dinero cubriríamos 3,3 años. Si guardamos nuestro dinero y suponemos una inflación anual del 3%, al cabo de 20 años nuestra capacidad se habrá visto mermada a la mitad y tras 41 años no seriamos capaces de cubrir los gastos de un año.

 

La evolución de los precios pueden tener los siguientes escenarios:

 

  • Inflación: Estadio normal de una economía en su conjunto. La generación de riqueza implica que la riqueza llega a todas las capas: incremento de salarios y por lo tanto de los precios de los productos (ley de oferta y demanda).

 

  • Deflación: Caída continuada de los precios durante varios meses. Para los economistas es síntoma de una economía con problemas, provoca dos efectos que distorsionan la economía:

 

    • Aplazamiento de las compras: Si los consumidores piensan que mañana será más barato comprar, nadie compra y la economía no fluye. Las deudas cada vez tienen menos valor, algo que va en contra de la lógica.

 

    • Desinflación: Se sitúa un punto por encima de la deflación, puesto que no supone una caída de precios, pero si una desaceleración, es decir, crecen, pero a un ritmo menor.

 

  • Estanflación: Implica un gran crecimiento de la inflación sin que vaya acompañado de un crecimiento económico. Suele ir ligado a incrementos bruscos del petróleo, energías, etc.

 

Qué inversión elegir para beneficiarse de la inflación

 

Históricamente han existido activos que se han comportado de forma positiva en momentos inflacionarios, la clave pasa por tener una cartera bien diversificada formada por activos que se revaloricen por encima de la tasa de inflación.

 

Normalmente la renta variable es el activo más rentable, más que la renta fija pero nunca hay que olvidar la incertidumbre y volatilidad asociada a este tipo de activo.

 

  • Activos inmobiliarios

 

Han sido una de las formas más utilizadas por los inversores para crear y aumentar su patrimonio a lo largo del tiempo. El precio de las propiedades inmobiliarias suele aumentar en línea con la inflación si se observa en periodos largos de tiempo. A mayores este tipo de activos generan rentas que crecen con la inflación como los alquileres.

 

Podemos invertir de forma directa, comprando propiedades para alquilar o invirtiendo en fondos especializados en activos inmobiliarios como SOCIMIs o REITs.

 

  • Materias primas

 

Suele ser el refugio habitual de muchos inversores cuando la divisa de un país atraviesa momentos complicados. El oro es un claro ejemplo, ya que en periodos de inflación los inversores compran oro, lo cual, a su vez, hace que la demanda aumente y el precio suba.

 

Al igual que en el caso anterior podemos invertir de forma directa comprando directamente el metal en lingote o moneda o hacerlo de forma indirecta comprando acciones de empresas mineras relacionadas con la industria del oro o acudiendo también a fondos y ETFs especializados.

 

  • Renta fija

 

Aunque a primera vista invertir en renta fija parezca una mala estrategia para protegerse de la inflación ya que los pagos de los cupones de los bonos son fijos, y por lo tanto su valor desciende con el paso del tiempo si aumenta la inflación. Sin embargo, existen instrumentos de renta fija que están protegidos frente a la inflación como por ejemplo los TIPS (Treasury Inflation Protected Securities), bonos que emite el estado norteamericano.

 

  • Renta variable

 

Como ya habíamos indicado la renta variable es la clase de activos que mejor ha preservado el poder adquisitivo de los inversores a lo largo del tiempo.

 

Aun así, no todas las empresas son iguales en este sentido. Las empresas con un alto dividendo tienden a ser vistas como activos similares a la renta fija, perdiendo valor en un entorno inflacionista, puesto que el dinero que reparten tendrá menos valor en el futuro. Para este tipo de estrategias es muy importante que los dividendos sean crecientes en el tiempo.

Uno de los factores más importantes en este tipo de entornos es que las empresas sean capaces de transmitir el aumento de costes a sus clientes.

 

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